Pensar desde la ventana de casa en playas de arena blanca rodeadas de palmeras, aguas cristalinas, alojamientos sobre el mar, espacios solitarios y exclusivos, arrecifes de coral, peces de todos los colores y magnífica gastronomía puede parecer un sueño tras la pesadilla que estamos viviendo. Es un sueño, sí, pero puede convertirse en realidad antes de lo que se piensa. Un paraíso tropical que envuelve de belleza los lujosos hoteles que las habitan. En Maldivas no existen el tiempo ni las obligaciones. La única norma es disfrutar.