Telecinco y, por ende, Mediaset, están a la deriva. Desde el agónico final de La Fábrica de la Tele ('Sálvame' en todas sus vertientes) y el mal trato que le dio a la docuserie que hizo temblar los cimientos de la prensa del corazón desmontando una mentira de más de 20 años ('Rocío, contar la verdad para seguir viva'), el grupo audiovisual continúa dando palos de ciego apostando todo a realities y formatos ya quemados, en los que siguen jugando con la audiencia (cada vez más exigua). Y si no, que se lo digan a un antiguo titán como 'Gran Hermano', cuyo final de verdad se desinfló más de cuatro puntos en solo tres días.