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Descubriendo Cracovia (IV): Hacia la colina de Wawel

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Seguimos descubriendo la antigua capital de Polonia poniendo el foco en este paraje, que alberga una de las más espectaculares panorámicas de toda Europa.

Al otro lado de la Plaza del Mercado, parte la calle Grodzka, la principal de Cracovia, que es uno de los mejores caminos para llegar a la colina de Wawel y un muestrario histórico-arquitectónico de la ciudad, por sus residencias nobiliarias que todavía muestran en sus fachadas los escudos de armas de las familias aristocráticas del pasado y por las iglesias y colegios que se suceden en ella.

Al comienzo de la calle, dando a la Plaza del Mercado, en un bello edificio medieval, se encuentra el célebre restaurante Wierzynek, el más antiguo de Cracovia y, según muchos, el mejor de Polonia. Los precios están a juego con la categoría del local pero vale la pena, al menos, asomarse a verlo.

Lo ideal, antes de acometer la subida a Wawel y recorrer con detenimiento todos sus edificios, es presenciar el conjunto desde algunas de las orillas del Vístula, apreciando así su armonía. La colina de Wawel, en la que destaca la catedral con sus tres torres diferentes y el castillo, reflejándose sobre las tranquilas aguas del río, es la mejor perspectiva de Cracovia y, probablemente, una de las más espectaculares panorámicas de Europa. Es éste además un lugar muy popular.

En las apacibles praderas que bordean el Vístula pasean las parejas, juegan los niños o se organizan pequeños picnics. Unas mesas de madera suelen ser lugar de cita de ancianos y también jóvenes que disputan interminables partidas de ajedrez. Un camino asfaltado, en fin, suele congregar a los ciclistas y patinadores.

El conjunto de la colina de Wawel goza de una rara armonía, pese a la diferencia de estilos de los edificios que lo componen. Ya los antiguos grabados de Cracovia mostraban una ciudad arropada en torno a una colina constelada de construcciones. En otros tiempos, había una pared de roca calcárea jurásica que caía a pico sobre el Vístula y en algunas de sus cavernas excavadas en sus paredes rocosas vivió el hombre paleolítico. Las primeras edificaciones defensivas se remontan al siglo VI, y la primera iglesia cristiana es del siglo IX.

Tras superar los 25 metros de altura que separan el río de lo alto de la colina, a través de un camino que ofrece bellas vistas sobre el Vístula y que suele ser amenizado por pequeños grupos folclóricos que interpretan música local, se abre la amplia explanada en la que destaca la irregular construcción de la catedral. Las primeras piedras de la iglesia se colocaron en el 1002 y desde entonces, prácticamente sin interrupción hasta 1937, se han ido haciendo ampliaciones, nuevas torres y capillas, remodelaciones y restauraciones. El conjunto, pese a ello o tal vez gracias a ello, respira una gran belleza.

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