Y ahora, a por Feijóo

Una práctica que desde los tiempos de Ruiz-Gallardón todos conocían, hasta Rajoy, y que nadie se atrevía a denunciar. Quizá porque el propio partido se beneficiaba en campañas electorales de ese dinero que se desviaba a los bolsillos de Granados, González y tantos otros altos cargos populares.

La Muñeca ya da por finiquitada la posible aspiración monclovita de Cifuentes. Sabe que con los dardos envenenados lanzados por sus hombres de la UCO, la sombra de sospecha siempre será arrojadiza. Porque para eso dispone del verdadero cañón Berta: Los de Podemos, a los que teledirige convenientemente para que hagan la guerra sucia y que el fuego amigo se diluya con las peticiones de los morados, de los socialistas y de los naranjas.

Y poco a poco, pasito a pasito, se va despejando a posibles contrincantes que podrían suceder a Mariano Rajoy cuando este, harto, cansado o sobrepasado, decida pasar el testigo. Y ahora, por supuesto, le tocará al otro gallego que en su momento estaban en la sucesión, pero que supo retirarse a tiempo antes de que le quemaran en la hoguera amiga. Que es la peor. Los servicios que la Muñeca controla pero que muy bien ya filtraron la foto navegando con el empresario acusado de narcotráfico... Y aunque aquello no logró del todo su propósito sirvió para que Núñez Feijóo apreciara la advertencia y se marchara al noroeste.

Porque dicen que la Muñeca no tiene rival, ni la ministra de Defensa, y que no le duraría medio asalto si hiciera falta sacar medio dossier de los que guarda en el cajón con siete llaves. El próximo será el gallego, no la compañera en el Consejo de Ministros.

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