Que los productos ecológicos son más saludables, ya nadie se lo cuestiona, pues están libres de los residuos de fertilizantes, pesticidas, aditivos, conservantes... Y es que, la mayoría de estos, son utilizados en la agricultura convencional con el fin de eliminar las temidas plagas. Pueden llegar, incluso, a dañar nuestro organismo, algo que no sucede con este tipo de alimentos, que al no contener estas sustancias, son asimiladas correctamente por nuestro cuerpo.
Cabe recordar que un alto porcentaje de las enfermedades degenerativas a las que nos enfrentamos cada día, tienen su origen en la alimentación. Por ello, es importante dar a conocer que los alimentos ecológicos no contienen aditivos de síntesis, es decir, aquellos que pueden provocar migrañas, hiperactividad o insuficiencias cardíacas.
Y no sólo es preocupante el uso de ciertos pesticidas en la salud de los consumidores, sino de los propios trabajadores agrícolas, así como el medio ambiente, una de las máximas de los productos ecológicos.
También hay que destacar que estos productos son los más respetuosos con la fauna, pues es la que menor contaminación de aerosoles produce. De hecho, es la que menos dióxido de carbono profesa y, además, previene el efecto invernadero y no genera residuos contaminantes y ayuda al ahorro energético.
Todos los alimentos considerados como ecológicos, que son los que provienen de la agricultura ecológica, utilizan un sistema de producción de la máxima fiabilidad, ya que está sujeto al Reglamento Europeo 2092/91.
Vuelta al sabor más tradicional
La elaboración de este tipo de productos, al ser más laboriosa, devuelve ese sabor tan característico a los alimentos, pues provienen de plantas regeneradas y fertilizadas orgánicamente, que conservan el verdadero gusto de cada uno. No solo se conservan mejor, sino que varios estudios han demostrado que son más sabrosos.
¿Aún no te has convencido?