Para empezar, la sobreactuación y afectación que rodeó la preparación del Debate superó todas las marcas. Con un mes de antelación aproximadamente, Antena 3 se dedicó a martirizar sin piedad a sus televidentes, con tal proliferación de datos técnicos que resultó insufrible.
Como por ejemplo: dimensión del plató, iluminación, número de cámaras, etc. y otro tanto en lo referente a la puesta en escena, orden de intervención, medida de tiempos, que repitieron hasta la saciedad, descendiendo a matizaciones. Tal comportamiento por parte de la citada cadena, predispuso a la ciudadanía en contra del debate y comentarios previos durante dos horas, si bien, ignorantes de lo que presenciaríamos a continuación pero motivados por el morbo previo, el éxito de audiencia estaba asegurado.
No obstante, otro amplio colectivo de españoles que precisamente por la paliza previa y soporíferas explicaciones a que fueron sometidos, decidieron, con sensato criterio, abstenerse de presenciarlo, maliciándose que cuando algo necesita tal soporte publicitario previo, obedece e incita a la desconfianza y lo cierto es que acertaron plenamente por mucho que la mencionada cadena quiera apuntarse un éxito rotundo basándose exclusivamente en lo voluminoso de la audiencia. Algo que también merecería ser sometido a un sondeo de opinión para conocer la opinión y grado de satisfacción de los que lamentablemente tuvimos el valor de soportarlo.
En cuanto al gran problema de los líderes de los partidos emergentes, pasa por no tener nada que ofrecer en concreto ni poder presumir de eficacia ni méritos logrados anteriormente. Todo el esfuerzo de dichas formaciones se centra en demostrar que sus ofertas son mucho mejores o menos malas que las de sus rivales. Todos ensalzan su gran preocupación por España y los españoles, pero sin desatender, obviamente sus propios bolsillos. Todo postureo y puerca mentira pero ya engañan a muy pocos, dado que su meta continúa siéndola de siempre, es decir, conquistar el poder o bien el mantenerlo cuando ya se disfruta. Para prometer todos sirven, si bien la dura realidad demuestra que el nivel de cumplimiento es paupérrimo.
Todo cambia y evoluciona y los mítines orientados exclusivamente a la propia militancia, simpatizantes y convencidos, han perdido toda su vigencia y la eficacia es nula, quedando para acrecentar el ego de los respectivos líderes que los asistentes premian partiéndose las manos con sus aplausos, y que al día siguiente el exitoso evento aparezca en los medios de comunicación, cebándose normalmente la cifra de asistentes. Ahora, toda esa trasnochada fanfarria ha sido sustituida por actuaciones en los platos de TV, donde los aspirantes al poder, cantan, bailan, cocinan, tratando de mostrar su aspecto más humano. En definitiva se trata de cazar al incauto a cualquier precio pero que les voten.
Es triste comprobar como la ciudadanía está dispuesta sin el menor recato a perder su tiempo, aunque para este viaje no hacían falta tales alforjas, pero si además pretenden hacernos creer que lo presenciado ha sido EL DEBATE DECISIVO, se convierte en frivolidad. Podría entenderse que tanto Antena-3 como los que ejercen la demoscopia defiendan y fomenten este tipo de encuentros, pero en este caso concreto, a pesar de la abultada audiencia, serán muy pocos los españoles que cambiarán la intención de su voto tras haber presenciado el debate de marras, y si lamentar las cinco horas perdidas aprovechando ese tiempo para leer un bien libro, disfrutar de una interesante película, o sin ir más lejos, entregarse al descanso y departir con los suyos. Es curioso, pero al día siguiente nadie comentaba sobre el inane evento en ningún sentido y si pensando que ha constituido un gran negocio para la mencionada cadena que dedicó a cortes publicitarios unos 45 minutos. ¿Alguien nos podría facilitarnos el precio aproximado y pagado por los anunciantes? Como existe gente para todo, quizá algunos hasta disfrutaron, pero para la mayoría sensata el maldito debate resultó inútil y desconcertante. Esperemos que el lunes 14, Rajoy (PP) y Sánchez (PSOE), representantes del Gobierno y Oposición aporten alguna novedad y no nos obsequien con otra mamarrachada semejante.
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