Un equipo de investigadores de la Universidad de Zaragoza, en colaboración con la Universitat Rovira i Virgili (URV), ha puesto en marcha una innovadora estrategia de vigilancia epidemiológica diseñada para adaptarse a las características específicas de cada ciudad. Este proyecto busca identificar los trayectos críticos entre barrios y localidades que facilitan la diseminación de epidemias.
El fenómeno del urbanización global acelerada plantea un reto significativo para las agencias de salud pública. La reciente pandemia de COVID-19 evidenció que las grandes ciudades son especialmente susceptibles a los brotes epidémicos. Se estima que para el año 2030, cerca del 10% de la población mundial residirá en megaciudades con más de 10 millones de habitantes, lo que podría agravar esta situación. Las conexiones interurbanas son fundamentales en la rapidez con la que un patógeno puede propagarse globalmente.
Estrategia innovadora en vigilancia sanitaria
El profesor Jesús Gómez-Gardeñes, del Departamento de Física de la Materia Condensada en la Universidad de Zaragoza, ha destacado que, aunque las ciudades pueden actuar como aceleradores epidémicos, su intensa vida digital ofrece oportunidades valiosas para el control y prevención de enfermedades. La herramienta desarrollada por su equipo combina modelos epidemiológicos con datos demográficos y patrones de movilidad humana para anticipar brotes infecciosos.
Gómez-Gardeñes tiene experiencia previa en este ámbito; en febrero de 2020, colaboró con la URV para crear un modelo matemático que estimaba en tiempo real el riesgo de contagios por coronavirus en España. Esta iniciativa permitió anticipar la propagación del virus y adoptar medidas efectivas.
Resultados esperanzadores en diversas ciudades
La nueva herramienta se está aplicando en varias grandes urbes, incluidas Nueva York, Boston, Miami y Bogotá. Los resultados han demostrado su capacidad para identificar trayectos urbanos críticos para la diseminación epidémica. “Es como encontrar el cable exacto que tenemos que cortar para desactivar una bomba”, explica Gómez-Gardeñes. Estos desplazamientos permiten determinar qué rutas y estaciones requieren recursos adicionales de vigilancia, como pruebas rápidas.
En Bogotá, donde el sistema público TransMilenio es esencial para millones, los investigadores concluyeron que concentrar pruebas en estaciones clave podría detectar brotes hasta diez días antes que las estrategias convencionales. Pablo Valgañón, coautor del estudio, subraya que este margen temporal podría haber salvado miles de vidas durante la primera ola de COVID-19 y evitar el colapso del sistema sanitario.
Afrontando nuevos desafíos sanitarios
David Soriano-Paños, otro coautor del estudio, señala que este método permite adelantarse varios días a los controles aleatorios tradicionales. Esto proporciona tiempo valioso para preparar recursos hospitalarios y tomar decisiones críticas en salud pública. Este tiempo es crucial no solo ante nuevos patógenos sino también para gestionar enfermedades recurrentes como la gripe.
Álex Arenas, coautor también del estudio, añade que este enfoque permite concentrar esfuerzos donde hay mayor riesgo de contagio, optimizando así los limitados recursos disponibles durante crisis sanitarias. La investigación resalta que no todas las ciudades necesitan el mismo enfoque; cada una posee dinámicas únicas que deben ser consideradas al implementar estrategias personalizadas.
Gómez-Gardeñes concluye afirmando: “Nuestra herramienta es general pero adaptable a los datos específicos de cada población, ofreciendo a las agencias de salud redes de vigilancia personalizadas”.
Preguntas sobre la noticia
¿Qué es la red de vigilancia epidemiológica personalizada desarrollada por la URV y la Universidad de Zaragoza?
Es una estrategia innovadora que combina modelos epidemiológicos con información demográfica y de movilidad humana para anticiparse a los brotes de enfermedades infecciosas en diferentes ciudades.
¿Por qué es importante esta investigación en el contexto actual?
El proceso de urbanización global y la experiencia de la pandemia de COVID-19 han demostrado que las grandes urbes son vulnerables a brotes epidémicos, lo que hace necesario contar con herramientas efectivas para el control y prevención de enfermedades.
¿Cómo se aplica esta nueva herramienta en las ciudades?
La herramienta se aplica en diversas ciudades, identificando trayectos críticos entre barrios que son clave para la diseminación de epidemias, permitiendo concentrar recursos de vigilancia en puntos estratégicos.
¿Qué beneficios ofrece este enfoque en comparación con estrategias convencionales?
Permite detectar brotes epidémicos hasta diez días antes que con métodos tradicionales, lo que puede salvar vidas y evitar el colapso de los servicios sanitarios.
¿Cómo se adapta esta estrategia a diferentes ciudades?
Cada ciudad tiene un diseño y dinámicas únicas, por lo que las estrategias deben adaptarse a estos patrones, integrando datos específicos para ofrecer redes de vigilancia personalizadas.