Ian nació con una extraña malformación del corazón, muy difícil de curar, y de la que le operaron ya con cuatro días de vida. En sus primeros dos años se sometió a otras tres cirugías cardiacas, pero no fueron definitivas. Tras años de tratamientos distintos, en este momento su esperanza de vida es de seis meses; solo la operación que se le puede hacer en el Children Hospital de Boston, una referencia mundial en cardiopatías congénitas, puede salvarle.
Además de los gastos de la operación, la familia debería afrontar los derivados de estar en EEUU aproximadamente un mes y las posibles complicaciones que puedan surgir.
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