Si hubiera que recurrir al símil futbolístico y jugar a hacer pronósticos como es costumbre en la previa de los grandes partidos, diríamos sin dudarlo que Alba Reche llega a Almería “como clara favorita y en su mejor momento”. Cierto que aquí no hay contrario que valga, pero es que quienes hemos podido disfrutar ya de la cantautora ilicitana durante su gira de este Honestamente triste, su último trabajo discográfico, y que el día 4 de febrero llega a la sala Berlín Social Club de Almería (https://berlinalmeria.com/) podemos dar fe (al menos quien suscribe así lo hace y no me bajo del burro) de que Alba Reche está que se sale.
Honestamente triste es un Ep excepcional, conmovedor, bellísimo y, sobre todo, muy personal. Son cinco canciones muy diferentes que se inician con el desenfreno de la intro (Sincera) para pasar por la rebeldía de Estoy azul, la emocionante tristeza de Como si no importara, la conmovedora confesión y liberación que es Esa también fui yo (quiero acordarme) y la perfección narrativa y variedad rítmica de No cambies tu andar.
Pero es que además su directo (los de anteriores giras también, pero puede que este muy especialmente) supera con creces el ya de por sí excelente material de estudio, ofreciéndonos una versión mejorada y apabullante, con una banda que se entiende a la perfección con la artista y que suena de maravilla (Saray Saéz a la batería, Diddy Stain a la guitarra, Greta Ch’aska al bajo y Marina Reche a los coros) y con un público que - eso no falla en ninguno de los conciertos de Alba Reche que uno ha presenciado - se entrega al cien por cien, la adora y la conoce como si la hubiera parido.
Y encima va ella, que es culo inquieto, no se conforma y añade a su gira su más reciente chapuzón en un nuevo universo musical en el que se ha metido de la mano de Baiuca, una incursión en la música de raíces folclóricas, envoltura electrónica y base rítmica de marcada percusión de la que sale, como hace siempre la tía, muy bien parada. Puede ser que lo haga solo para aclararnos de una santa vez por qué resulta tan especial y tierna su voz, que lo es y mucho, pero el caso es que ha compuesto, en este último trabajo con Baiuca, una delicada nana en valenciano, La Mare, que incorpora a la gira y que te arrulla y te deja como a un bebé con el culete limpio y recién bañado: “Tanca els ullets vida meva, tanca’ls i dorm”, nos susurra con toda la ternura de la que es capaz esta mujer.
¿Ha dicho alguien ternura? Es que escuchar la voz de Alba vendría a ser como cuando algún ser querido te toma las manos, te acaricia el pelo o te abraza para consolarte. Tiene ese no sé qué que te toca, te consuela y te libera. Si ella quiere, claro, y si la canción va por tales derroteros. Porque es también muy capaz de todito lo contrario. Es una manera de cantar y manejar a su público, la de Alba, jodidamente emocionante, que te hunde primero en los abismos de la tristeza, puede ser, pero para luego bajar ella misma a recogerte, consolarte y elevarte hasta los cielos. Eso es Honestamente triste. Una montaña rusa de emociones. Yo, que he escrito mucho sobre ella tratando de describir sus cualidades y descifrar el secreto de su voz, he de reconocer al final que no hay secreto que valga, que todo es mucho más sencillo, que la mejor definición de su arte es aquella que escuché en una conversación entre dos chicas, con ojos llorosos, a la salida de uno de sus conciertos:
- ¿Estás bien?
- Estoy de puta madre, tía.
Así de fácil es lo de Alba Reche.
Al material de Honestamente triste añade Alba Reche en su gira algunos de los mejores temas de su carrera, y no suelen faltar éxitos como Quimera, Aura y Eco, de su primer disco (Quimera); Pido tregua, La Culpa y Escúchala, del segundo (La pequeña semilla); colaboraciones que hace suyas y que se han convertido ya en señas propias de identidad, como Todo mal y la imprescindible La Posada (verdadero himno del rechismo), y alguna que otra sorpresa en forma de versión que Alba aporta siempre a sus giras y que vamos a dejar en eso, en sorpresa, por más que casi casi nos resulte “inevitable” desvelarla.
También acostumbra a sorprendernos en sus conciertos con el generoso momento de protagonismo que siempre otorga a su hermana Marina Reche a quien, además de haberle dedicado una maravillosa canción que casi seguro que sonará, Tocada por la luz, le cede el micrófono para interpretar alguno de sus nuevos temas en solitario, como el precioso No fue así. Prepárense, por si ocurriera, para echar unas lagrimitas extras. No pasa nada.
Yo recomendaría de manera especial escuchar y, por supuesto, asistir a un concierto de Alba Reche al público aquel que ande algo desencantado de la música actual, a quien tenga la sensación de que todo ya le suena igualito, sea porque pertenezca a otra generación o sea por lo que sea, que puede ser que tampoco ande demasiado equivocado. Vayan dispuestos a dejarse sorprender por una Alba Reche que hace, claro que sí, una música actual, pero para nada repetitiva ni vacía de contenido. Déjense arrullar por la ternura de su voz, sumérjanse en el universo de sus letras, contágiense de su energía sobre el escenario, dedíquense a interpretar cada uno de los gestos con los que se adorna tras el micrófono, pónganse a merced de su empática y adorable sonrisa, admírense de la capacidad que posee para hacernos reír, salar, bailar, cantar y llorar a un tiempo, ríndanse a su encanto personal y olvídense, si se diera el caso, de la elevada edad que figura en su DNI.
Dense el merecido capricho, aunque sea solo durante el tiempo que dura un concierto de Alba Reche, de empaparse de arriba a abajo bajo el dulce chaparrón de la emoción para trasmutar su tristeza en alegría y sentirse de nuevo, tal vez después de demasiado tiempo, vivitos y coleando.
Alba Reche
4 de febrero de 2023
Berlín Social Club (https://berlinalmeria.com/)
Entradas a la venta: https://entradas.crashmusic.es/event/concierto-alba-reche-almeria-sala-berlin-social-club-sabado-4-de-febrero