Estilo y Salud | Miércoles 04 de agosto de 2021
Cuando pensamos en viajar a Lisboa siempre nos imaginamos paseando por las calles y rincones de la ciudad. Sin embargo, ofrece hermosas zonas costeras bañadas por el océano Atlántico a escasos kilómetros del centro neurálgico que no dejan indiferente a nadie.
Las playas están repartidas en tres tramos del litoral, por lo que poseen características muy diferentes. En estas costas conviven las playas más salvajes, ideales para practicar surf y deportes acuáticos, con otras más calmadas que descansan en los pequeños pueblos costeros. La mayor parte de ellas disponen de un fácil acceso que permiten llegar en coche, transporte público o incluso a pie.
A penas a 15 minutos en coche desde el centro de la ciudad, cruzando el Puente 25 de Abril, se encuentra la costa Caparica, la más cercana a Lisboa y la zona de recreo favorita para los lisboetas. Comienza al sur del Tajo, desde la propia localidad de Costa da Caparica, y se extiende a lo largo de más de 30 kilómetros en forma de interminables playas de arena fina hasta llegar al Cabo Espichel, un hermoso mirador ubicado junto a un acantilado. La localidad ofrece todos los servicios y alojamientos necesarios para garantizar una estancia de lo más placentera con vistas al mar. También cuenta con campings para acampar al aire libre o en caravana. Cerca del paseo marítimo hay un mercado callejero de antigüedades donde se pueden encontrar objetos de lo más curiosos. En ocasiones, los pescadores que aún salen a faenar por la zona exhiben, al caer la tarde, sus capturas sobre la arena. Aunque la mayoría de las casas de pescadores de la zona fueron derruidas hace años, aún se aprecian algunos vestigios de una intensa actividad marítima.
Si continuamos hacia el sur, llegamos al Parque Natural de Arrábida, que alberga varias zonas costeras. La más conocida es el Portinho da Arrábida, considerada una de las más hermosas por el contraste de la arena y el agua cristalina con el verde intenso de su vegetación. Portinho da Arrábida proyecta una imagen idílica que invita al descanso, además de reunir las mejores condiciones para la práctica del buceo, ya que cuenta con una gran variedad de fauna marina protegida.
En el norte nos topamos con sus encantadores pueblos costeros. Los más próximos del centro de la capital son Cascais y Estoril. Son pequeñas, accesibles y muy familiares, perfectas para darse un baño de relax o disfrutar de sus apaciguadas aguas con los más pequeños. Sus costas están conectadas por un paseo marítimo digno de admirar. Un agradable paseo que nos trasladará de una localidad a otra en apenas media hora. En Cascais se encuentra la famosa Boca do Infierno, una formación de acantilados que dibuja un arco marino por donde las olas discurren con fuerza y bravura.
Muy cerca, llegamos a la increíble playa de Guincho, muy frecuentada por windsurfers y kitesurfers experimentados. Este arenal se convierte en un lugar inigualable para la práctica de estos deportes debido a su fuerte oleaje y a las constantes ráfagas de viento. Aunque no es recomendable para el baño, su belleza salvaje merece, como poco, un paseo para contemplar las fantásticas vistas al Cabo de Roca.
Sintra, conocida por sus grandiosos monumentos como el Palacio Nacional da Pena, también alberga playas de ensueño. La primera de ellas es la de la Ursa, cerca del Cabo da Roca. No es de fácil acceso, pero los más aventureros no pueden dejar de recorrer el empinado camino que atraviesa sus acantilados para contemplar su fascinante paisaje, dominado por las enormes formaciones rocosas que configuran la curiosa silueta de un oso, de ahí su denominación. Si quieres introducirte en un oasis de paz y tranquilidad, este será el escondite ideal, lejos del bullicio de la ciudad.
Los que prefieran admirar un entorno de lo más paradisiaco, deben visitar la playa de Adraga, de arena dorada y rodeada de acantilados. Dispone de un amplio aparcamiento, por lo que se convierte en la mejor alternativa para aquellos que busquen comodidad. Además, Sintra nos regala uno de los mejores atardeceres de toda la costa portuguesa, así que no hay mejor plan que degustar una buena mariscada en alguno de los restaurantes de la costa para culminar con un agradable recorrido hasta su gran mirador.
A 35 kilómetros del centro de Lisboa, se encuentra la Reserva Mundial del Surf de Ericeira, con playas como Pedra Branca, Coxos y Ribeira d’Ilhas, que reúnen las condiciones idóneas para practicar este deporte. Y para los amantes del buceo, la playa de los Pescadores es una de las más seguras de toda la región, gracias a la extensión de su bahía, que protege tanto a los barcos como a los bañistas del viento norte. Pero nadie puede abandonar la zona sin perderse por las callejuelas de su casco antiguo, decoradas por las típicas casitas blancas de marcos azul añil, que esconden tradicionales restaurantes donde degustar el mejor marisco de la zona.
TEMAS RELACIONADOS:
Noticias relacionadas