Factores demográficos como la edad, el sexo o el lugar de residencia influyen en la prevalencia y en la incidencia de ictus pero los hábitos y estilo de vida se encuentra entre las principales causas:
El consumo de tabaco incrementa la posibilidad de sufrir un ictus. De hecho, es uno de los principales factores de riesgo para sufrir esta enfermedad. El tabaquismo endurece y obstruye las arterias principales consiguiendo que el flujo sanguíneo no llegue en la cantidad adecuada y privando del oxígeno y glucosa suficientes que el cerebro necesita.
Una de las principales formas de evitar un ictus, es la práctica de ejercicio. 30 minutos de ejercicio moderado diario, ayuda a mantener el cuerpo activo y fortalecer el corazón. Es importante realizar alguna actividad física si se sufre sobrepeso u obesidad para reducir la presión arterial y tener controlado los niveles de colesterol (LDL).
Saber cómo controlar el estrés es muy recomendable para evitar sufrir un ictus y para mejorar la calidad de la salud. Lo mejor para controlar el estrés y frenar sus efectos perjudiciales es el deporte.
Dieta equilibrada, con el adecuado aporte proteico y calórico.
La hipertensión es el factor de riesgo más importante.
Por otro lado, saber reconocer a tiempo y saber cómo actuar ante un ictus, es de vital importancia.
La Fundación Freno al ictus cuenta cómo hay que actuar al detectar los primeros signos de un accidente cerebrovascular.
- Dolor fuerte de cabeza.
- Pérdida de visión.
- Problemas de equilibrio.
- Pérdida o dificultad en el habla.
- Flacidez o rigidez facial.
- Pérdida de fuerza.
Estos síntomas harán pensar que una persona está sufriendo un ictus, llama al 1112 y ellos irán indicando cómo actuar ante un ictus mientras llega el equipo sanitario.