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¿Una vacuna en forma de tirita para frenar el coronavirus?

Viernes 03 de abril de 2020
Un equipo de científicos ha creado una vacuna experimental probada en ratones, llamada PittCoVacc, que se administra como una tirita a través de un parche del tamaño de la punta de un dedo y que produce anticuerpos específicos para el SARS-CoV-2, que causa la enfermedad del Covid-19, en cantidades suficientes para neutralizar ese coronavirus. Las pruebas en humanos podrían comenzar en unos meses.

El estudio se ha publicado este jueves en la revista 'EBioMedicine', editada por 'The Lancet' y es el primer trabajo revisado por pares (esto es, evaluado por otros investigadores) después de las críticas surgidas con otras investigaciones sobre vacunas candidatas para combatir el Covid-19.

Con este nuevo estudio, los investigadores actuaron rápidamente porque ya habían sentado las bases de su trabajo en las primeras epidemias de otros coronavirus. La investigación fue realizada por 13 científicos y liderada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).

"Teníamos experiencia previa en el SARS-CoV en 2003 y el MERS-CoV en 2014. Estos dos virus, que están estrechamente relacionados con el SARS-CoV-2, nos enseñan que una proteína en particular, llamada proteína de pico, es importante para inducir inmunidad contra el virus. Sabíamos exactamente dónde combatir este nuevo virus", apunta Andrea Gambotto, profesor de cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y autor principal del estudio, quien añade: "Por eso es importante financiar la investigación de vacunas. Nunca se sabe de dónde vendrá la próxima pandemia".

Louis Falo, del Departamento de Dermatología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, indica que la capacidad de desarrollar rápidamente la vacuna fue "el resultado de científicos con experiencia en diversas áreas de investigación que trabajan juntos con un objetivo común".

PROTEÍNA VIRAL

En comparación con la candidata experimental a vacuna de ARNm, que acaba de comenzar los ensayos clínicos, la nueva vacuna (denominada PittCoVacc, abreviatura de Pittsburgh Coronavirus Vaccine) sigue un enfoque más establecido con piezas de proteína viral hechas en laboratorio para generar inmunidad. Así funcionan las actuales vacunas contra la gripe.

Los investigadores también utilizaron un enfoque novedoso para administrar el medicamento, llamado matriz de microagujas, para aumentar la potencia. Esta matriz es un parche del tamaño de la punta de los dedos con 400 agujas diminutas que administran las piezas de proteína de pico en la piel, donde la reacción inmune es más fuerte. El parche actúa como una tirita y las agujas, hechas completamente de azúcar y piezas de proteína, se disuelven en la piel.

"Desarrollamos esto para aprovechar el método de rascado original utilizado para administrar la vacuna contra la viruela a la piel, pero como una versión de alta tecnología que es más eficiente y reproducible de paciente a paciente", apunta Falo, quien agrega: "En realidad es bastante indolora, se siente como un velcro".

La purificación de la proteína se puede hacer a escala industrial. La producción en masa de la matriz de microagujas implica hacer girar la mezcla de proteína y azúcar en un molde usando una centrifugadora. Una vez fabricada, la vacuna puede permanecer a temperatura ambiente hasta que sea necesaria, eliminando la necesidad de refrigeración durante el transporte o el almacenamiento.

ENSAYOS EN HUMANOS

Cuando se probó en ratones, PittCoVacc generó una oleada de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en las dos semanas posteriores a los pinchazos de las microagujas.

Esos animales aún no han sido rastreados a largo plazo, pero los investigadores señalan que los ratones que recibieron su vacuna contra el MERS-CoV produjeron un nivel suficiente de anticuerpos para neutralizar el virus durante al menos un año. Hasta ahora, los niveles de anticuerpos del SARS en los animales vacunados con CoV-2 parecen estar siguiendo la misma tendencia.

Los autores ahora están en el proceso de solicitar una nueva aprobación de investigación en medicamentos por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos con el fin de comenzar un ensayo clínico en fase I en humanos en los próximos meses.

"Las pruebas en pacientes generalmente requerirían al menos un año y probablemente más", apunta Falo, que concluye: "Esta situación particular es diferente de cualquier cosa que hayamos visto, por lo que no sabemos cuánto tiempo llevará el proceso de desarrollo clínico. Las revisiones anunciadas recientemente a los procesos normales sugieren que podríamos avanzar más rápido".


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