El ácido hipocloroso, que es un agente de la lejía que se usa en dolencias como la conjuntivitis o la blefaritis (inflamación de párpados), podría ser útil para evitar que el Covid-19 se asiente en ojos, nariz o boca, que son partes del cuerpo humano por las que suele entrar el coronavirus.
Este efecto protector del ácido hipocloroso ha sido destacado por María Gessa, oftalmóloga de la clínica Miranza Virgen de Luján de Sevilla, quien destacó que publicaciones científicas corroboran la actividad del ácido hipocloroso contra diversos elementos patógenos, entre ellos el coronavirus humano.
Gessa explicó a Servimedia que el ácido hipocloroso es uno de los dos componentes de la lejía, sustancia que se ha demostrado que es el mejor desinfectante para superficies potencialmente contaminadas.
Esta experta indica que el uso aislado de este ácido no sólo es inofensivo al no irritar mucosas ni garganta, sino que aporta una importante propiedad microbicida, de protección frente a infecciones.
Según esta oftalmóloga, en el contexto actual el ácido hipocloroso “podría ser de gran utilidad como barrera protectora para personal médico y, en general, para cualquier persona potencialmente expuesta al virus o en contacto con pacientes infectados”.
De hecho, la doctora recomienda a sus colegas pulverizarse esta solución en ojos, nariz y boca antes de colocarse las mascarillas y gafas protectoras para atender a cualquier paciente afectado o sospechoso de Covid-19.
PROTECCION DE LOS OJOS
Asimismo, el profesor Jorge Alió, oftalmólogo de Vissum-Grupo Miranza, se refirió a que la conjuntivitis puede ser uno de los primeros síntomas del Covid-19 y a través de los ojos el virus puede llegar a la sangre del paciente. Apuntó que “la conjuntiva es una gran esponja que absorbe los gérmenes y, en este caso, el virus la penetra con facilidad, infectando a la persona”.
Del mismo modo, este experto advirtió de que los pacientes asintomáticos de Covid-19 o los que están en período de incubación, pueden transmitir la enfermedad a través de las lágrimas.
Por tanto, un contacto próximo, como el que ocurre cuando le asiste al paciente un familiar o durante los procedimientos oftalmológicos, tiene riesgo para el oftalmólogo, ya que el paciente puede transmitirle la enfermedad.
Por ello, Alió destacó la importancia de verificar que el paciente que se presenta con la conjuntivitis tiene al menos 37 grados de fiebre o que proviene de una zona donde está detectado el brote de coronavirus.
Asimismo, son sospechosos aquellos que por su ocupación (profesionales sanitarios) están en contacto con pacientes confirmados o sospechosos de padecer la enfermedad.