Así se recoge en el informe 'Una segunda revolución: 30 años de los derechos del niño y la agenda inconclusa', elaborado por la alianza Joining Forces, que integran ChildFund Alliance (a la que pertenece Educo), Plan International, Save the Children International, Aldeas Infantiles SOS Internacional, Terre des Hommes International Federation y World Vision International.
Según este trabajo, unos 64 millones de niñas y niños no tienen acceso a educación primaria y cerca de 95.000 son asesinados cada año (el 70% son varones). Por otro lado, unos 15 millones de chicas adolescentes denuncian haber sufrido violencia sexual.
CAUSAS
El informe destaca la falta de inversión en servicios esenciales como uno de los principales factores de estos incumplimientos.
Por ejemplo, la mayoría de los países no cumplen con el gasto del 5-6% del PIB para garantizar la cobertura universal de la atención médica básica, y la ayuda extranjera de la que dependen muchos de los países se está quedando corta en áreas críticas como salud y educación.
Otro factor es la falta de datos de calidad, ya que los gobiernos tienden a confiar en estadísticas que reflejan los promedios nacionales, lo que dificulta identificar las necesidades específicas de niñas y niños y evaluar el progreso.
El informe señala que el desglose de los datos por género, edad, discapacidad y ubicación es cada vez más importante, porque muchas violaciones de derechos se concentran en los grupos de niñas y niños desfavorecidos.
Según la presidenta del Comité Directivo de Joining Forces, Meg Gardinier, “ha habido un progreso notable desde la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, pero no podemos olvidarnos de los millones que se han quedado atrás. Son las niñas y niños más vulnerables a quienes el mundo está pasando por alto: los que se enfrentan a la pobreza extrema, los jóvenes que viven en Estados frágiles, los refugiados y los niños y niñas con discapacidad".
"Cuando se trata de traducir los compromisos en un cambio duradero, nos hemos quedado cortos y debemos hacerlo mejor, pues este es un fracaso moral, legal y económico que el mundo no se puede permitir”, concluyó.