La violencia de género es la máxima manifestación de la desigualdad de género. En el ámbito del trabajo, la brecha salarial y de pensiones, la precarización de las condiciones laborales, la segregación ocupacional, las dificultades de promoción y techo de cristal y la mayor tasa de desempleo, son las principales barreras a las que se enfrentan las mujeres por el mero hecho de serlo. También, la responsabilidad casi en exclusiva de las labores domésticas y de cuidados, la escasa representación en puestos de responsabilidad y espacios de toma de decisiones, así como los mayores niveles de pobreza y exclusión social.
Las consecuencias de la desigualdad de género llegan a Cruz Roja cada día. El 68 por ciento de las personas que atiende anualmente, son mujeres que arrastran alguna o varias de estas problemáticas.
Y así lo muestran los datos recogidos en su último Boletín de Vulnerabilidad presentado el pasado mes de enero, en esta ocasión centrado en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética. Casi la totalidad de las familias monoparentales atendidas por Cruz Roja, están encabezadas por mujeres; más del 77 por ciento de las mujeres que están desempleadas carecen de cobertura económica; las mujeres son también mayoría entre quienes no pueden buscar empleo por cuestiones relacionadas con el cuidado, son el 100 por cien de quienes indican que no tienen con quien dejar a sus hijos e hijas y más del 70 por ciento de quienes tienen a su cuidado a personas mayores o dependientes. También, son mayoría entre las personas que participan en el programa de Ayuda Alimentaria, así como entre quienes sufren pobreza energética.
Ante este contexto, Cruz Roja, a través de distintas respuestas persigue reducir, minimizar o eliminar estas situaciones de desigualdad y discriminación contribuyendo a favorecer la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres en sus diferentes ámbitos.
Cabe destacar que, de las mujeres atendidas desde el programa de Mujeres en dificultad social de Cruz Roja, el 77 por ciento sufre violencia de género, o bien son usuarias de ATENPRO (servicio telefónico de atención y protección para víctimas de la violencia de género, cuya titularidad pertenece al Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad y gestiona la Federación Española de Municipios y Provincias) y/o son usuarias de alguno de los dispositivos de acogida temporal de mujeres e hijos/as que gestiona Cruz Roja.
Por otro lado, muchas de las actuaciones que lleva a cabo la Organización con mujeres y niñas, llevan implícito el objetivo de fomentar su empoderamiento. Algunos ejemplos son los grupos para mujeres víctimas de violencia de género que favorecen su recuperación emocional, la superación de la violencia sufrida y la construcción de redes sólidas de apoyo mutuo. También se trabaja con mujeres migrantes con el objetivo de que potencien la construcción de redes y obtengan herramientas para el libre ejercicio de sus derechos. Otras de estas actividades con mujeres son talleres de autodefensa, de autocuidado y sexualidad, formaciones en igualdad de oportunidades y prevención de violencias machistas y actividades de ocio y expresión de emociones de una forma lúdica.
También, se trabaja desde la mejora de las competencias personales y profesionales de estas mujeres con el fin de aumentar su empleabilidad. En 2018, 48.000 mujeres participaron en distintos proyectos de formación y empleo de Cruz Roja, logrando la inserción laboral del 43 por ciento y además el 35 por ciento se formó profesionalmente. El empleo no sólo abre oportunidades laborales, también conlleva cambios importantes para muchas de ellas, como, por ejemplo, poder salir de una situación de violencia o conseguir unos papeles que te permiten comenzar con un proyecto de vida.
En este sentido, `Mujeres en poder, Mujeres empoderadas¿ es el lema escogido por la nueva campaña de Cruz Roja Juventud. Con esta iniciativa se pretende impulsar la igualdad de género a través del empoderamiento de las mujeres, de tal modo que comiencen a lograr el control de sus decisiones, capacidades, habilidades y, en definitiva, sobre sus propias vidas, para conseguir una sociedad más equitativa. No podemos superar la desigualdad de género sin el empoderamiento de las mujeres y sin mujeres en poder.
Cruz Roja impulsa distintas acciones para que la perspectiva de género esté presente en su política organizacional y en sus programas y proyectos. Para afianzar internamente este compromiso, el Comité Nacional aprobó en 2018 una Estrategia de Género y de este modo promueve que todas las áreas de la Organización actúen por la igualdad real entre mujeres y hombres.