Con la llegada del verano y las vacaciones son muchos los madrileños que recurren a la piscina para intentar soportar lel sofocante calor. Sin embargo, son muchos también los que exponen su cuerpo al sol durante horas sin la protección adecuada. En concreto y según los datos de Acierto.com, 1 de cada 5 reconoce no protegerse del sol de la manera apropiada. Algo que no deberían perder de vista sobre todo porque la radiación solar constituye la principal causa de cáncer de piel en España. El número de afectados, además, se ha incrementado hasta un 10% en el último año, convirtiendo la patología en uno de los problemas sanitarios de primer orden en España -se calcula que cada año se diagnostican hasta 78.000 casos-. Además y si volvemos más atrás, 30 años, el número de afectados se ha duplicado.
Tras este comportamiento de riesgo se esconde desde el desconocimiento hasta las supuestas razones estéticas y que se ha visto reflejado en un incremento de las urgencias por quemaduras y otras lesiones dermatológicas en la Comunidad de Madrid. Asimismo, es durante esta temporada cuando las consultas al dermatólogo se elevan hasta un 50%. Pero las quemaduras no son las únicas protagonistas de estas visitas, sino también las picaduras e infecciones cutáneas -causadas por hongos, parásitos y similares, y que pueden complicarse por una deficiente o inexistente fotoprotección-.
Algunas patologías estacionales se ven agravadas por la manera de actuar de los propios pacientes. En el caso de las quemaduras solares la protección es clave. No se trata solo de escoger un protector acorde con nuestro fototipo y homologado según la normativa europea (comprueba que lleva el sello CE), sino de aplicarlo media hora antes de exponernos, y de repetir el proceso al menos cada dos horas. En cuanto a la textura, no afecta a la protección, pero lo cierto es que resulta importantísimo que se pueda esparcir bien para que no quede ninguna zona descubierta.
Las cicatrices, lunares, la parte de los ojos, el cuello, los labios y el escote son muy delicados.Y si carece de perfume, tanto mejor. Según los últimos datos, llevar perfume podría incrementar el riesgo de quemaduras del tipo que nos ocupan. Es conveniente llevar cuidado con los tatuajes temporales de henna; con los medicamentos que estemos tomando -algunos incrementan la fotosensibilidad-; y con las horas y franja durante las que nos exponemos al sol -entre las 12 y las 16 horas encontramos el momento más peligrosas-. La ropa que elijamos también nos ayudará a evitar daños dermatológicos -decántate por prendas transpirables, ligeras, de algodón, que eviten la rozaduras, irritaciones y similares-.
Los hongos, las otitis, las conjuntivitis, infecciones urinarias, gastroenteritis, fracturas y deshidratación son otras enfermedades del verano típicas en Madrid donde, de nuevo, influye el comportamiento del paciente. Tal es así, que los centros de ginecología ven incrementarse sus consultas de urgencia por infecciones de orina hasta un 30% en verano. El 25% de las ocasiones se trata de pacientes locales. Para evitarlas, los expertos recomiendan beber la suficiente agua -el alcohol tiene el efecto contrario-, consumir arándonos, piña, e infusiones diuréticas como la cola de caballo.
Dejarse las chanclas, llevar puesto el bañador mojado demasiado rato, abrir los ojos bajo el agua, olvidar las gafas de sol, someterse a cambios bruscos de temperatura, prescindir de los tapones, enterrarse bajo la arena, etcétera son descuidos que pueden acabar saliendo caros. Los especialistas suscriben llevar un pequeño kit de emergencias menores.
Hay que prestar especial atención a las personas mayores y los niños: se estima que durante la infancia y la adolescencia recibimos hasta el 80% de toda la radiación solar de nuestra vida. Si hablamos de pequeños, las picaduras y caídas son muy frecuentes en verano, así como las insolaciones y golpes de calor. Lo peor es que 2 de cada 5 de estos accidentes tienen lugar fuera de la vista de los adultos.
Y si estás pensando en viajar al extranjero no estaría tampoco de más contar con un seguro de viaje o salud que se haga cargo de cualquier incidencia, especialmente si nos desplazamos a un país extracomunitario u otro que cuente con un sistema sanitario de copago, si tenemos un accidente y necesitamos transporte sanitario para volver a casa, etcétera. En cuanto a la póliza de salud, nos permitirá acceder con mayor celeridad a la consulta del especialista y ahorrarnos los tiempos propios de las derivaciones de la Seguridad Social.