Esta fobia, que genera una situación de estrés permanente, provoca, al intentar conscientemente no quedarse dormidos nunca, un deterioro del organismo así como un menoscabo de la salud mental del individuo.
Las personas que sufren de somnifobia tienen una serie de síntomas muy concretos: respiración entrecortada, sudoración, falta de aire, sensación de pánico, temblores, somnolencia, palpitaciones o náuseas.
Este miedo a dormir puede presentarse a cualquier edad y las causas pueden ser muy variadas. Las personas con apnea, pesadillas o terrores nocturnos o aquellas que han sufrido experiencias negativas asociadas al sueño son las más proclives a sufrir este trastorno del sueño.
¿Qué podemos hacer?
En estos casos tenemos una conexión muy fuerte y profunda entre el hecho de irnos a dormir, las pesadillas y el miedo. Nuestra creencia es que durante el sueño tendremos pesadillas o moriremos, por lo tanto, nuestro instinto natural de supervivencia nos llevaría a evitar el peligro inminente de dormir. Para ello, debemos:
Dormir no debe ser un castigo, sino la posibilidad de recuperarnos, de descansar y levantarnos como nuevos.
Si sufres este trastorno del sueño, no dudes en acudir a un especialista. Tu salud y tu entorno te lo agradecerá.
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