El Museo Guggenheim acoge en sus salas la exposición “París fin de siglo: Signac, Rendon, Toulouse-Lautrec y sus contemporáneos” hasta el próximo 17 de septiembre. Se trata de una muestra que recoge el final del siglo XIX en la capital del arte, es decir, los inicios de la vanguardia y los movimientos más representativos de esta época a través de sus grandes figuras.
Esta exposición cuenta con unas ciento veinticinco obras entre las que podemos ver pinturas al óleo, pasteles, dibujos, grabados y estampas de autores tan importantes como Paul Signac, Odilon, Rendon o Henri Toulouse-Lautrec, que se erigen como los principales líderes de sus movimientos artísticos.
La muestra se centra en un período histórico protagonizado por la agitación política y la transformación cultural en el que el arte se convierte en un instrumento de resonancia universal. Se trata de un fin de siglo marcado por la polarización de burgueses y bohemios, conservadores y radicales, católicos y anticlericales, o antirrepublicanos y anarquistas.
Así, las bellas artes se transforman y crean visiones utópicas de paisajes vibrantes, imágenes introspectivas y fantásticas o retratos descarnados de la realidad social creando un imaginario de composiciones antinaturales tanto en su ejecución como en su forma.
Este fin de siglo nos deja la imagen de un conjunto de creadores con obras que provocan emociones, sensaciones y reflexiones de las teorías y filosofías vigentes que marcaron el principio de un nuevo tiempo.
París, como centro internacional del arte, fue el foco de los principales movimientos del momento, y en esta muestra podemos acercarnos a los tres exponentes principales:
Para empezar, tenemos el neoimpresionismo, que con Signac a la cabeza (tras la muerte de Seurat) es un movimiento que continuó los hilos del impresionismo con lienzos puntillistas que se convirtieron en la vanguardia del color y la revolución cromática. Además, tenemos la oportunidad de acercarnos al Simbolismo, que tras sus inicios en la literatura se adentra en la pintura para formarse como los artistas de los objetos antinaturales, así Rendon representa las imágenes de los estados anímicos y la experiencia universal de las imágenes subjetivas. Finalmente, tenemos al grupo de los Nabis y a Toulouse-Lautrec, que hicieron del cartel y la estampa un género que era capaza de captar la atención de todo el mundo.
El hilo narrativo de la exposición se encuentra en los titulares periodísticos de la época que nos sumergen de lleno en un contexto marcado por las tensiones y las innovaciones, por lo que encontraremos el caso Dreyfus, la popularidad de los cabarets, el aumento del suicidios, la importancia del japonismo, los casos de histeria, los inicios del cine o las innovaciones del cine como guión perfecto para finalizar el siglo XIX y comenzar un nuevo capítulo de la historia del arte.
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