Una ocasión para representar importantes títulos de la historia de la ópera que no han llegado a verse en su escenario y recuperar otros que ya pasaron por él. Es el caso de Lucio Silla, de W. A. Mozart, por primera vez en el escenario madrileño, que abrirá temporada el 13 de septiembre.
Lucio Silla contará con la participación del director musical del Teatro Real, Ivor Bolton, experto mozartiano, y del director de escena Claus Guth. Junto a ellos, la Orquesta Titular del Teatro Real y un doble reparto encabezado por Kurt Streit y Benjamin Bruns, alternándose en el papel del tirano Sila, y las voces de Patricia Petibon, Julie Fuchs, Silvia Tro Santafé o María José Moreno, entre otros.
Mozart acababa de cumplir 16 años cuando, en marzo de 1771, le llegó el encargo de componer Lucio Silla. Año y medio después había escrito todos los recitativos y se había personado en Milán, donde trabajaría en la música para las arias y comenzaría los ensayos. La tercera de sus óperas se estrenó en el Teatro Regio Ducal en diciembre de 1772 con un reparto que incluía algunas de las mejores voces del momento. No era para menos: la partitura, endiablada, solo está al alcance de cantantes con una sólida técnica vocal.
El libreto, que tan solo un par de años después retomaría Johann Christian Bach para componer su propia ópera, se ciñe al modelo de opera seria habitual en la Europa del siglo XVIII, y propone la magnanimidad como el valor moral alrededor del cual hacer girar la trama. El dictador romano Silla –papel inspirado en el personaje histórico homónimo– trama valerse de su peso político para conquistar a su amada Giunia, hija de su acérrimo enemigo. Ella, sin embargo, tiene sus afectos puestos en Cecilio, senador exiliado por motivos políticos. La determinación inicial de Silla va resquebrajándose, dando paso a una compasión que acabará por hacerle ceder ante el amor e incluso a renunciar al poder. Las decisiones virtuosas, nos propone la ópera, siempre son las más acertadas.