Lisboa tiene una posición fija en todos los rankings de las ciudades más románticas del mundo. Sus evocadoras calles empinadas, las impresionantes vistas de sus miradores, su exquisita gastronomía y las notas del fado como banda sonora son algunos de los atractivos que contribuyen a crear una atmósfera acogedora e íntima para disfrutar de la capital portuguesa en pareja.
Durante el día, la luz del sol en Lisboa se refleja de una manera especial creando una calidez única entre sus calles. Una de las mejores zonas para dejarse hechizar por la ciudad es el barrio de Chiado, que con sus azulejos inspiró a los mejores escritores lusos. Sus adoquines rezuman historia y leyenda, casi tanta como sus cafés, que fueron escenarios de las grandes tertulias literarias de la época. El más conocido de ellos es A Brasileira, que aún acoge estos encuentros literarios y sirve uno de los mejores cafés de todo Portugal.
Otra opción es descubrir las orillas del río desde el paseo marítimo, a pie o en bicicleta. Por el camino es inevitable realizar miles de paradas para capturar la belleza del paisaje como, por ejemplo, la preciosa panorámica que regala el Puente 25 de Abril cruzando el Tajo. Poco después se alza la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos en el área de Belém. Este último, es perfecto para reponer fuerzas probando uno de sus auténticos pasteles de nata, delicia portuguesa por excelencia.
Aquellas parejas que quieran disfrutar de un plan gastronómico pueden acudir a un picnic en velero viendo una panorámica inigualable de Lisboa o asistir a clases de cocina portuguesa para dos, rematada con un breve tour por los mercados para conocer de primera mano los productos.El atardecer, momento romántico de la jornada por excelencia, se aprecia de manera especial desde los miradores lisboetas. Desde allí se vislumbra la ciudad vestida de brillantes tonos ocres, amarillos y naranjas. El mirador de Torel, en concreto, se esconde en una antigua finca del siglo XVIII envuelta por un coqueto jardín y alejado de tumulto. En invierno es uno de los mejores lugares en donde encontrar tranquilidad e intimidad.
Lisboa es una ciudad que nunca duerme, por tanto las noches son perfectas para degustar uno de los afamados vinos de la región. En Alfama abundan las Casas de Fado, con espectáculos en directo, que pondrán el broche de oro a la velada. La atmósfera de estos locales está cargada de emociones gracias el sentimiento con el que cantan los artistas y al vibrar de las doce cuerdas de las guitarras portuguesas.
Lisboa es una ciudad que nunca duerme, por tanto las noches son perfectas para degustar uno de los afamados vinos de la región. En Alfama abundan las Casas de Fado, con espectáculos en directo, que pondrán el broche de oro a la velada. La atmósfera de estos locales está cargada de emociones gracias el sentimiento con el que cantan los artistas y al vibrar de las doce cuerdas de las guitarras portuguesas.
Por otro lado, el alojamiento en Lisboa ofrece infinitas alternativas. Desde hospedarse dentro de un palacio real o dormir en un monumento histórico hasta alojarse en hoteles vanguardistas con recientes proyectos de renovación e innovación y con las mejores vistas de la capital lisboeta para disfrutar de una estancia inolvidable.
La Ciudad de las Siete Colinas deja atrás la saudade (nostalgia) para dar paso al romanticismo y la pasión. Lisboa invita a querer y dejarse querer por sus azulejos, sus clásicos cafés y su deliciosa gastronomía convirtiéndose en un marco excelente para mimarse en pareja.