Cuando la vida cotidiana se ve alterada por este tipo de dolencias, no sólo nos provoca angustia, sino una desestabilización emocional palpable, lo que también afecta a nuestras horas de sueño.
Y es que la urticaria nos lleva a episodios de estrés que pueden llegar a ser severos, algo que afecta a una de cada cinco personas a lo largo de su vida, lo que la sitúa entre una de las enfermedades más probables de padecer.
A pesar de que la evolución puede variar de una persona a otra, las pápulas son algo por lo que, casi inevitablemente, debemos de pasar, apareciendo y reapareciendo en lugares diferentes sin un patrón asumible.
Pese a que su origen no está definido, se le atribuye un componente alérgico en el caso de la urticaria aguda, llamada también UCE, es decir, una patología que evoluciona por brotes que se pueden llegar a prolongar incluso más de dos semanas.
Cabe recordar que las mujeres suelen estar más expuestas, al igual que las personas de entre 20 y 40 años, que son las más afectadas.
A tener en cuenta