Se trata de las obras de Manu Bravo, Sima Diam Olivier Jobard, Pierre Marsaut y Giorgos Moutafis, que se encargan de dotar de humanismo las cifras de las víctimas sirias a través de imágenes que desprenden humanidad, fotografías en la que no veremos la muerte de una manera explícita aunque siempre estará presente; del mismo modo, encontraremos fotografías que dejan un hueco a la esperanza, como la imagen en la que aparece una niña hablando por teléfono con su hermana, tras dos años separadas.
Esta exposición comienza con una advertencia, “Algunas imágenes pueden herir la sensibilidad” y nos muestran la realidad más allá de las cifras y de las y las imágenes repetidas que provocan el impacto se desvanezca.