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Yoga con papá: Ellos también quieren ser yoguis

Elsa Bernaldo de Quirós | Domingo 13 de marzo de 2016
El Día del Padre puede ser una excusa perfecta para iniciar a los más pequeños de la casa en la práctica del yoga en familia

Posturas de yoga, ejercicios de respiración y juegos, las propuestas de la plataforma Aomm.tv Una actividad diferente que busca divertir y generar complicidad entre padres e hijos.

En ocasiones es complicado encontrar aficiones que padres e hijos puedan compartir, actividades que ayuden a desconectar del trabajo y del colegio respectivamente y que diviertan a ambas partes a la vez. Por ello, aprovechando la llegada del Día del Padre el próximo 19 de marzo, la plataforma de yoga, pilates y meditación Aomm.tv propone una serie de ejercicios y posturas de yoga para realizar en familia y pasar tiempo juntos en casa.

Los hijos suelen imitar el comportamiento de sus padres, es algo habitual que muchas veces se observa en el hogar y al mismo tiempo una excusa perfecta para iniciar a los más pequeños en una práctica tan saludable como es el yoga. Con el fin de buscar complicidad y que se tomen esta iniciativa como algo divertido, este tipo de sesiones deberían plantearse como un juego, no como una sesión habitual de un adulto.

Realizar este tipo de actividades juntos sirve para fortalecer la relación entre padres e hijos, además de salir de la rutina y dinamizar un día tan especial como es el Día del Padre.

Posibles posturas para practicar en familia

Niño y arco. Tú haces la postura del niño, e invitas a tu hijo a que se tumbe boca arriba sobre ti, haciendo un arco con su espalda y mirando al techo.

Doble niño o feto. Otra posibilidad cuando tú estás en la postura del niño es que él haga la misma postura, pero sobre tu espalda.

Flexión y extensión. Sentaos frente a frente con las piernas abiertas, vuestros pies se tocan. Si tu hijo es muy pequeño en vez de en tus pies, puede apoyar los suyos en tus rodillas. Tomaos de las manos. Cuando uno se inclina hacia delante el otro lo hace hacia atrás, tirando suavemente de las manos. Aunque los niños son muy flexibles, ten cuidado cuando tiras para no lastimarle.

Torsión. Sentados con las piernas cruzadas espalda con espalda. Haced una torsión los dos hacia el mismo lado girando vuestro tronco. Podéis mantener los brazos abiertos en cruz y unidos. Otra posibilidad es pasaros un objeto, como una pelota o un muñeco, girando de un lado a otro.

Doble barco. De nuevo sentados frente a frente con las piernas flexionadas ligeramente, vuestros pies se tocan, tomaos de las manos. Levantad los pies estirando las piernas manteniendo los brazos y piernas bien extendidos. Vuestro cuerpo debe formar una V.

La silla. De pie, uno frente al otro, os tomáis de las manos y hacéis sentadillas. Pueden ser simultáneas o alternas, primero él y después tú. Cuando uno está arriba el otro está abajo.

Túmbate boca arriba. Desde esta postura básica hay varias posibilidades.

Movimientos y ejercicios según la edad

Si tu hijo es muy pequeño, flexiona tus piernas elevando los pies del suelo. Sitúa a tu peque frente a ti y elévale sobre la parte inferior de tus piernas (desde las rodillas hasta los pies). Tu hijo debe quedar tumbado con su abdomen y pecho sobre tus piernas, que deberán estar paralelas al suelo. Tómale de las manos y o de los costados si es muy pequeño. Miraos directamente a los ojos y mantente alerta ante cualquier señal de pérdida del equilibrio. También puedes contarle un cuento o inventarte una historia o un viaje e ir introduciendo las posturas en él (mariposa, cobra, rana, puente, árbol, estrella, camello, etc.).

Si es más mayor (a partir de 3 o 4 años) pídele que apoye su abdomen en tus pies, y tomaos de las manos. Elévale en el aire intentando que mantenga el cuerpo recto aunque seguramente no parará de reírse si tiene cosquillas. Miraos a los ojos en todo momento. A él le ayudará a sentirse más seguro y confiado, y además será un momento precioso de conexión con tu hijo.

Otra opción para hacer con niños más mayores es el trono. Para hacerlo debe sentarse sobre tus pies, colocando los suyos a los lados de tu abdomen. Siempre mirándoos fijamente, coge sus pies con tus manos al tiempo que le elevas lentamente estirando tus piernas. Finalmente sus pies deberían quedar apoyados en las palmas de tus manos y él, sentado cómodamente sobre tus pies.

Un juego muy divertido para hacer en pareja es el juego del Espejo. Poneos de pie uno enfrente del otro. Comienza a moverte despacio y tu hijo deberá seguirte como si fuese un espejo. Puedes usar posturas de Yoga o cualquier movimiento o baile que te apetezca. Después también tu hijo deberá guiar el movimiento.

La respiración también entra en el juego

Coloca en el suelo algún objeto que te sirva para hacer un pequeño circuito, pueden ser palos de escoba, cojines, una cuerda gruesa, etc. Pon dos pelotas de pin-pon en un extremo del circuito, y tumbaos boca abajo. El juego consiste en soplar la pelota que le corresponde a cada uno hasta llevarla a la meta. Otra opción es introducir molinos de viento para que los soplen, velas para apagarlas, flores frescas para que las huelan. Cualquier objeto que se te ocurra para ayudarle a tomar conciencia del aire que entra y sale de su cuerpecito.

También con pelotas de pin-pon podéis tumbaros boca abajo uno frente al otro con los brazos extendidos y cogidos de las manos. Pondréis una pelota en el centro. La misión de cada uno es lograr empujar la pelota lo más lejos posible únicamente a base de soplidos. Si tienes en casa un pañuelo de algún tejido muy ligero como gasa o tul, lánzalo al aire y mediante vuestros soplidos tenéis que evitar que el pañuelo llegue al suelo.

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