A pesar de la cantidad de años que lleva el ebook en nuestras vidas, parece que los detractores de esta popular forma de lectura aún siguen sin reconocer sus beneficios. Muchos estudios e investigaciones han intentado echar por tierra el formato electrónico, sin éxito alguno.
Quizás sea la característica más obvia, pero todos los que han sucumbido a este formato reconocen que, una vez que tienes un ereader, empiezas a leer más. Los ebooks se han convertido el elemento dinamizador de la lectura, algo que se ha demostrado en multitud de ocasiones, aunque esto también nos ha llevado a una visión de la lectura mucho más “superficial”.
Como ya hemos tratado anteriormente, cuando nos enfrentamos a un libro en papel, no podemos trastocar la tipografía, aumentar su cuerpo o incluso adaptar la iluminación sin contar con elementos externos. Sin embargo, hoy nos vamos a centrar en otra cuestión: los niños.
Pese a la cantidad de artículos que se pueden encontrar en la red sobre los peligros de los ebooks para los más pequeños, por fin un estudio científico del National Literacy Trust reconoce que el formato digital hace que aprender a leer sea mucho más cómodo para los más pequeños.
El organismo británico ha llevado a cabo una investigación durante algo más de cuatro meses, en el que los investigadores analizaron las actitudes de los niños y su madurez lectora.
A lo largo de 4,2 meses leyendo en formato electrónico en vez de en papel, los niños maduraban en edad lectora en unos 8,4 meses. En el caso de las niñas se presentó una mejoría más pausada, de 7,2 meses, aunque superior a la media.
¿Les gusta leer a los niños?
Aparte de todos los resultados que ha arrojado el estudio, como que los niños aprenden a leer más rápido gracias al uso de los ebooks, se señalan algunos datos como la aceptación de los más pequeños por la lectura.
Antes de exponer a los participantes al proceso de investigación, apenas el 35% señalaba que la lectura era algo “cool”. Sin embargo, una vez concluido el estudio, el dato se disparó hasta el 66,5%.
Los más pequeños consideran que, “cuando lees en papel es un poco aburrido, a menos que sea algo que realmente te atrape”. El formato electrónico les recuerda a la mensajería instantánea, por lo que ya no se enfrentan a la lectura tradicional, sino a una interactividad sin precedentes que ha ayudado a cambiar su percepción acerca del mundo editorial, muy vinculado en esas edades con el colegio y la obligación de estudiar.
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