Una nueva propuesta ha dado la voz de alarma en este tradicional sector. Tras superar la crisis de los relojes digitales, el imparable avance de la tecnología tenía preparado un nuevo envite a los relojes tradicionales: el smartwatch.
Los relojes inteligentes han llegado para quedarse. Por ello, Jean-Claude Biver, CEO de TAG Heuer, junto a representantes de Intel y Google, se ha apresurado a presentar una propuesta híbrida: un reloj con acabados marca de la casa y una esfera que, en realidad, es una pantalla, dotada de un chip, y no de un mecanismo, como hasta ahora.
TAG Heuer Connected desprende diseño y elegancia, y ha conseguido algo que tanto han perseguido sus recién estrenados rivales: crear un reloj conectado que no lo parezca.
La tradición y el lujo se han mezclado en su exterior con algo que no han podido trasladar al interior, donde a través de un chip de Intel y una batería que promete durar todo el día, el reloj incorpora el mismo software que cualquier smartwatch con Android Wear.
Con un precio previsible superior a los 1.500 dólares, el reloj está construido en titanio y cristal de zafiro, y al igual que sus homólogos, puede ser personalizado con seis correas de carácter deportivo, aunque sólo habrá un tamaño de esfera de 46mm.
TAG Heuer, con el fin de dotar de cierta exclusividad a su producto estrella, ha rediseñado algunas aplicaciones y esferas, aunque está por ver si el gran público, o aquellos que se lo puedan permitir, dan el visto bueno a esta revisión de los tradicionales relojes suizos.
¿Comenzarán los relojeros a añadir chips a sus relojes tradicionales?
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