Pero que ocurre cuando el amor cambia de sentimiento y se convierte en obsesión (perturbación anímica producida por una idea fija, que con tenaz persistencia asalta a la mente. Este pensamiento, sentimiento o tendencia aparece en desacuerdo con el pensamiento consciente de la persona, pero persiste más allá de los esfuerzos por librarse de él).
Así mismo cuando dos personas se enamoran experimentan una atracción inicial abrumadora. En esa primera etapa hay una idealización del otro: los amantes tienen pensamientos persistentes en el objeto de sus deseos y sienten ganas de compartir cada momento con su pareja. Este interés disminuye paulatinamente y la relación experimenta una transformación de ese amor romántico, a uno basado en el compañerismo y la confianza. Esto es lo que se espera en mayor o menor medida de una relación sana.
Pero en ciertos casos las personas fijan toda su atención y desarrollo en el ser amado y nacen comportamientos obsesivos intensos. Esta condición se conoce como el trastorno del amor obsesivo, es una enfermedad y por tal razón requiere tratamiento.
Esta condición se caracteriza por la insaciable necesidad de poseer y ser poseído, y dominar a la persona objeto de la obsesión. Quienes la padecen experimentan sentimientos intensos de celos, incertidumbre y resentimiento, que reemplazan al amor, la seguridad y la confianza. Las personas que sufren el trastorno sienten dolor intenso, angustia, preocupación y desasosiego cuando se encuentran lejos de la pareja o cuando por factores de tiempo, rechazo o disponibilidad física o emocional, no reciben la atención que demandan.
La satisfacción de sus demandas se convierte en una compulsión y fijación perpetua. Esta patología no es exclusiva de quienes han sostenido una relación que sobrepasó los límites; también la padecen personas que se obsesionan con personas a quienes ni siquiera conocen, les basta con solo haber tenido un fugaz contacto. Las obsesiones pueden abarcar acciones que van desde la simple contemplación, hasta el acecho y acoso.
La inseguridad, la auto percepción de vulnerabilidad y la creencia de ser poco afortunado en el amor, son factores que alimentan el trastorno del amor obsesivo y que obliga a quienes lo padecen, a aferrarse a la pareja de manera patológica. Sin embargo, se ha observado que las personas egocéntricas, individualistas y con ínfulas de superioridad, también son susceptibles de padecer este tipo de compulsiones, pues su idea de que son superiores a los demás, les impide aceptar el rechazo o el abandono.
Para poder identificar los sentimientos y las acciones que pueden caracterizar a las personas que cambian del momento del amor a la obsesión:
• Fijación de que solo estando con la pareja se está pleno y feliz.
• Visión de túnel. La persona no puede abstraerse de la imagen y recuerdo de la persona a la que aman, al grado de afectar sus actividades diarias y capacidad de concentración.
• Conductas neuróticas y compulsivas como llamadas o visitas continuas.
• Acecho para ejercer control, ya sea físico, a través de amigos y conocidos, o por medio de las redes sociales.
• Peleas por celos infundados o acusaciones falsas que se tornan cada vez más violentas.
• Indagatorias extenuantes.
• Monitoreo físico de las actividades de la pareja.
• Manipulaciones económicas o afectivas.
• Amenazas.
• Control excesivo de la apariencia, amistades y actividades del otro.
• Masoquismo y violaciones.
• Depresión y pensamientos suicidas.
• Pérdida de la autoestima, sentimientos de culpa y odio hacia sí mismo.
• Negación de que la relación llegó a su fin.
• Ira intensa y deseos de venganza.
• Adicción a drogas, alcohol, sexo, comida o juego.
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