Investigadores de la Universidad de León (ULE) están desarrollando métodos innovadores para aumentar la durabilidad del hormigón utilizando bacterias como Bacillus sphaericus. Este enfoque, que se encuentra en fase de laboratorio, ha mostrado resultados prometedores al permitir que las bacterias tapen fisuras en el hormigón mediante la creación de carbonato cálcico. Además, el grupo INMATECO investiga el uso de óxido de grafeno para mejorar aún más la resistencia del hormigón y trabaja en la producción de hormigón 100% reciclado, contribuyendo así a la sostenibilidad ambiental y a la eficiencia energética en la construcción. Estos avances son cruciales para reducir el impacto ambiental del sector, que representa una gran parte de las materias primas extraídas y los residuos generados.
Un grupo de investigadores de la Universidad de León (ULE) está llevando a cabo innovadoras investigaciones para aumentar la durabilidad del hormigón mediante el uso de bacterias. El equipo, conocido como INMATECO, ha estado probando en laboratorio el potencial de Bacillus sphaericus y otras bacterias similares, obteniendo resultados que se consideran “prometedores”, según afirma Ignacio Guerra, uno de los investigadores principales.
Además, dentro del marco del proyecto EURECA PRO, que involucra a varias universidades europeas, la ULE investiga el uso de óxido de grafeno para recubrir el hormigón y mejorar su resistencia. Este enfoque busca no solo aumentar la vida útil del material, sino también contribuir a la sostenibilidad en la construcción.
El profesor Ignacio Guerra, miembro del grupo INMATECO y especialista en Ingeniería de Materiales y Eco-eficiencia, destacó que una de las líneas de investigación surgió tras un intercambio académico en Gante. Allí se observó cómo se utilizaban bacterias en el hormigón. Estas bacterias tienen la capacidad de permanecer latentes durante el proceso de amasado y activarse al entrar en contacto con oxígeno cuando se producen fisuras. Al hacerlo, generan carbonato cálcico que ayuda a sellar las grietas.
Guerra explicó que las fisuras son problemáticas porque permiten la entrada de aire y humedad, lo que puede llevar a la erosión del hierro interno y comprometer la resistencia estructural del hormigón. Aunque actualmente estas investigaciones están en fase experimental, los resultados iniciales han sido alentadores.
Otra línea importante del trabajo del grupo INMATECO se centra en la reutilización del hormigón reciclado. Esta iniciativa tiene como objetivo reducir la extracción de materias primas y minimizar el impacto ambiental asociado con la construcción. Según Guerra, el sector de la construcción representa aproximadamente el 50% de las materias primas extraídas y genera un 40% de residuos sólidos.
En España, la normativa actual permite utilizar hasta un 25% de hormigón reciclado. Sin embargo, los investigadores han logrado realizar pruebas con sustituciones que alcanzan hasta el 75%, e incluso han presentado resultados prometedores con hormigones autocompactantes que utilizan un 100% de materiales reciclados. Para lograrlo, es fundamental que los residuos sean tratados adecuadamente antes de su reutilización.
Guerra instó a las administraciones públicas a ser más exigentes respecto al uso de materiales reciclados en obras públicas. Propuso que se establezcan regulaciones que obliguen a los constructores a incorporar una cuota mínima de residuos reciclados en sus proyectos. “Nuestros resultados han demostrado que estos hormigones pueden ofrecer buenas resistencias y durabilidad”, concluyó.
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Se están utilizando bacterias del grupo Bacillus sphaericus y otros similares, que tienen la propiedad de activarse cuando hay fisuras en el hormigón, creando concreciones de carbonato cálcico que tapan dichas fisuras.
La investigación está a escala de laboratorio y ha dado resultados prometedores según los investigadores del grupo INMATECO.
Se está investigando el uso de óxido de grafeno para recubrir el hormigón, lo que podría permitir una mejor durabilidad.
La normativa limita el uso de hormigones reciclados hasta un 25 por ciento, aunque en la Universidad de León están investigando con sustituciones de hasta el 50 por ciento e incluso han probado hasta un 100 por ciento.
El objetivo principal es aumentar la durabilidad del hormigón y contribuir a la eficiencia energética y la lucha contra el cambio climático mediante la reutilización de residuos y el desarrollo de hormigones ecoeficientes.