Un equipo científico español, liderado por el IGME-CSIC y el ICM-CSIC, emprenderá una expedición a la Antártida para investigar fugas de gas metano en el Océano Austral. Este proyecto, denominado Iceflame, tiene como objetivo caracterizar estas fugas, que son un resultado del cambio climático y pueden acelerar su impacto. Los investigadores utilizarán sondas sísmicas y recogerán muestras de sedimento a profundidades de hasta 4.000 metros para estudiar los hidratos de metano, que representan un riesgo geológico significativo y contribuyen al calentamiento global. La campaña se llevará a cabo del 8 de enero al 8 de febrero de 2025, con el fin de llenar vacíos en el conocimiento sobre la estabilidad de estos depósitos en respuesta al retroceso glaciar.
Un equipo científico español, encabezado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), se prepara para un ambicioso viaje a la Antártida. A partir del 8 de enero, los investigadores se dedicarán a la búsqueda y caracterización de fugas de gas metano en el Océano Austral, un fenómeno que resulta del cambio climático global y que podría acelerar este proceso.
Este proyecto, denominado Iceflame, contará con la participación de 26 científicos a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa. Durante la expedición, se recogerán datos del fondo oceánico utilizando sondas sísmicas y muestras de sedimento a profundidades que oscilan entre los 500 y 4.000 metros. El objetivo principal es localizar posibles fugas de metano, un potente gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global entre 20 y 40 veces más que el dióxido de carbono (CO2). Este metano se acumuló en forma de hidratos durante el último periodo glaciar, hace unos 20.000 años.
A pesar de que la existencia de estos depósitos es conocida desde la década de 1990, cuando se exploraron potenciales yacimientos hidrocarburíferos en la región, hasta ahora no se ha estudiado cómo están reaccionando ante el retroceso glaciar provocado por el calentamiento global. La pérdida de masa de hielo en la Antártida provoca un levantamiento del suelo y una disminución en la profundidad marina, lo que facilita las fugas de gas. Esta situación podría afectar tanto la estabilidad geológica del fondo marino como tener repercusiones significativas en el clima global.
Los hidratos de metano son sólidos cristalinos similares al hielo que se forman bajo condiciones específicas: altas presiones y bajas temperaturas, típicas a más de 300 metros bajo el nivel del mar en zonas polares. Sin embargo, estas condiciones los hacen vulnerables a los cambios provocados por el calentamiento global. El aumento en la temperatura del océano y el levantamiento del fondo marino reducen la presión sobre estos hidratos, lo que puede llevar a explosiones o deslizamientos submarinos con potencial para generar tsunamis.
Roger Urgeles (ICM-CSIC) y Ricardo León (IGME-CSIC), geólogos e investigadores principales del proyecto Iceflame, subrayan la relevancia de esta investigación: “Conocemos los problemas que causan los hidratos de metano en el Ártico, pero nadie ha realizado un estudio exhaustivo sobre ellos en la Antártida como lo haremos ahora. Se estima que solo en la Península Antártica hay alrededor de 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en estos hidratos, equivalente a las emisiones humanas de CO2 durante dos años a nivel mundial.”
A lo largo de 24 días a bordo del Sarmiento de Gamboa, el equipo trabajará sin descanso para recolectar datos sobre la estructura sedimentaria hasta un kilómetro bajo el océano antártico. También investigarán cómo migran los fluidos a través del subsuelo hacia el fondo marino y cuantificarán las emisiones hacia la columna de agua. Otro aspecto fundamental será analizar los microorganismos que metabolizan este gas, contribuyendo así a mitigar sus emisiones.
El equipo completo incluye también a Miguel Llorente y Luis Galán del IGME-CSIC. Se espera que embarquen el 12 de enero para permanecer hasta el 8 de febrero. “Con Iceflame buscamos llenar un vacío en nuestro conocimiento sobre cómo interactúan los sistemas de metano con los recientes cambios ambientales en la Antártida”, afirma León. Los resultados obtenidos no solo aportarán valiosa información para la ciencia climática sino también ayudarán a comprender mejor los riesgos geológicos asociados con depósitos cuya estabilidad aún no ha sido investigada adecuadamente.
Cifra | Descripción |
---|---|
500 - 4000 metros | Profundidades de muestreo |
24 gigatoneladas | Cantidad estimada de carbono acumulado en los hidratos de metano en la Península Antártica |
2 años | Equivalente a las emisiones de CO? de origen humano durante este periodo a nivel global |
24 días | Duración del estudio |
El objetivo del proyecto Iceflame es buscar y caracterizar fugas de gas metano en el Océano Austral, que son un resultado del cambio climático global y pueden influir en su aceleración.
El equipo recogerá datos del fondo oceánico utilizando sondas sísmicas y muestras de sedimento a profundidades que van desde los 500 hasta los 4.000 metros.
Los hidratos de metano son sólidos cristalinos que se forman a altas presiones y bajas temperaturas. Su desestabilización puede liberar metano, un potente gas de efecto invernadero, lo que podría tener repercusiones graves en el clima global.
Se estima que hay unas 24 gigatoneladas de carbono acumuladas en los hidratos de metano en la zona de la Península Antártica, lo que equivale a las emisiones de CO? de origen humano durante dos años en todo el planeta.
La expedición durará 24 días, durante los cuales el equipo trabajará las 24 horas del día organizándose en tres turnos.
Otro objetivo es analizar los microorganismos que se alimentan de este gas, contribuyendo así a la reducción de sus emisiones y sus productos metabólicos.