Dos años después del brote del coronavirus, la respuesta mundial no ha hecho más que evidenciar las diferencias entre países ricos y pobres, y en los propios países entre los más vulnerables, según muestra un estudio de la agencia de la ONU para el desarrollo. La inequidad en las vacunas, además de prolongar la pandemia, ralentiza la recuperación económica de países enteros, pone en peligro los mercados laborales mundiales, los pagos de la deuda pública y la capacidad de los países para invertir en otras prioridades.