Aunque los sistemas agroalimentarios son una fuente importante de trabajo para hombres y mujeres, ellas se enfrentan a la discriminación, peores condiciones laborales, contratos precarios y sueldos más bajos. Además, combatir la desigualdad de género aumentaría el producto interior bruto mundial en un 1% y proporcionaría seguridad alimentaria a 45 millones de personas, según un nuevo informe.