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Rincones y demás secretos de León
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Rincones y demás secretos de León

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León tiene rincones con mil y un secretos aún por descubrir muy ligados a la historia del peregrinaje por el Camino Francés. Edificios como la Iglesia de Santa Ana, la Puerta de la Moneda, el Palacio de los Guzmanes o la Basílica de San Isidoro, tienen un interesante pasado que se refleja hoy en día en detalles arquitectónicos e históricos realmente únicos. León enriquece el alma y cultiva con su arte. Una ciudad llena de curiosidades en torno a la peregrinación. Porque León solo hay uno.

León es una ciudad de puertas abiertas, de esas en las que caminar por sus calles, da gusto. Una ciudad con carácter propio que recibe al viajero siempre con una sonrisa en el rostro y una tapa en la mesa, ya sea por el barrio Romántico o Húmedo. León brilla por sí mismo, pero destaca por encima de todo, por los secretos que guarda celoso para el peregrino.

Zurrón al hombro y capa a la espalda, cruza el peregrino las puertas de la ciudad de León para hacer un alto en sus pasos por el Camino Francés. Porque en esta ciudad se siente la historia, la pasión en cada calle y la monumentalidad de sus joyas artísticas. Tras cruzar el río Torío en Puente Castro, a la sombra del antiguo Castro de los Judíos, los peregrinos entran en la ciudad llegando a la Iglesia de Santa Ana. Mucho más que un edificio, su cruz es el emblema del templo y, ¿sabías qué? Se repite 9 veces en la iglesia y 2 en el exterior. Además, en el interior hay unas pinturas murales de 1.557 y muy cerca hay una personificación del viento con cara de niño. Es importante observar, no solo ver. León esconde mil y una curiosidades.

Muchos más lugares y secretos. En la Puerta de la Moneda estaba situada la entrada por la que los peregrinos, y todos aquellos que llegaban desde el Este, se internaban en la ciudad. En sus alrededores los cambistas de moneda ejercían su lucrativo oficio. Aún podemos seguir el trazado de la cerca medieval a ambos lados de la entrada.

En el corazón de la ciudad nos encontramos con la Diputación Provincial, junto al palacio de Botines, realizado por el famoso arquitecto catalán Gaudí. La Diputación, o Palacio de los Guzmanes, es un edificio Renacentista con originales ventanales haciendo esquina. Su patio plateresco está adornado con las armas de los Guzmanes: un caldero lleno de serpientes. En la entrada podemos encontrar a San Agustín lavándole los pies a Cristo peregrino. Sigue mirando, porque León sorprende en cada esquina.

Pero si a León nos referimos, no podemos dejar de lado a la Pulchra Leonina, la magnífica catedral gótica de León. Un secreto a voces de este gran monumento es que se apoya sobre las ruinas de unas termas romanas y una catedral anterior. Las portadas de la Catedral están llenas de esculturas que representan escenas de la Biblia, el Cielo o el Infierno; pero lo más emocionante se encuentro en el interior: las enormes ventanas están cerradas con hermosas vidrieras que convierten los rayos del sol en un auténtico arcoíris.

Siguiente parada, la Basílica de San Isidoro, una obra cumbre del arte Románico. El rey leonés Fernando I la mandó construir en 1056 sobre las ruinas de un antiguo monasterio destruido por Almanzor, para albergar las reliquias de San Isidoro y el Tesoro Real. Posteriormente se añadió la capilla mayor gótica y la espadaña barroca. La portada del Cordero representa el sacrificio de Isaac y tiene en su parte superior los signos del Zodíaco. El Panteón Real, famoso por sus pinturas del siglo XII, alberga las tumbas de algunos de los antiguos reyes de León. Algo imprescindible en su visita es, buscar su famoso calendario agrícola.

Y cómo no hablar del Parador Nacional de San Marcos, recientemente restaurado y modernizado. El edificio, de estilo Plateresco, fue sede de los monjes, soldados de la Orden Militar de Santiago, que protegían el Camino. La iglesia, a la derecha del conjunto, está decorada con conchas y motivos jacobeos. En su fachada hay que buscar los últimos detalles de esta ruta. A la izquierda, el emblema de la Orden de Santiago (una espada en forma de cruz) y a la derecha, tres calabazas con sus bastones.

León enriquece el alma y cultiva con su historia y su arte. Una ciudad de luz que luce desde su Casa Botines hasta el rosetón de su Catedral; porque León solo hay uno.

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