El Big Bang podría haber dado origen a un “universo espejo” en el que el tiempo transcurre a la par que en el nuestro pero exactamente a la inversa. Esta teoría, propuesta por dos equipos de investigadores independientes, ha puesto en jaque al mundo de la ciencia.
¿Podría ir el tiempo, en un universo paralelo, a la inversa que en el nuestro? Esto es lo que propone Julian Barbour, de la Universidad de Oxford, en una entrevista a la revista Quartz: “El tiempo no es algo preexistente, y debemos deducir su dirección y su flujo a partir de lo que sucede en el Universo. Cuando lo vemos de esa forma, resulta natural decir que el tiempo empieza en un punto original y fluye en direcciones opuestas”.
El investigador lleva a la palestra uno de los grandes interrogantes de la ciencia: ninguna de las leyes fundamentales de la Física dejaría de funcionar si el tiempo fluyera al revés de como lo hace.
De hecho, no hay ninguna ley que obligue a que el tiempo fluya en una dirección concreta. Desde la propia publicación se recuerda que la Gravitación Universal de Newton, la Electrodinámica de Maxwell, la Relatividad de Einstein o la Mecánica Cuántica, funcionan igual de bien tanto si el tiempo fluye hacia delante como a la inversa.
La “flecha del tiempo” de Eddington
Corría el año 1927 cuando el astrofísico británico Arthur Eddington proponía la existencia de una "flecha del tiempo" que actúa como una propiedad fundamental de una rama de la física llamada Termodinámica.
La Segunda Ley de la Termodinámica, en efecto, establece que en un sistema aislado (como nuestro Universo), el desorden, o entropía, tiende siempre a incrementarse. Por lo que, independientemente de si la flecha del tiempo se mueve hacia atrás o hacia delante, las cosas marcharán siempre hacia un estado cada vez mayor de desorden, o entropía.
El Big Bang, como hasta ahora se ha proclamado, no admite el movimiento hacia atrás de tiempo, que las leyes fundamentales de la Física sí que permiten.
Julian Barbour y su equipo publicó en 2014 un estudio en el que proponían que esa flecha del tiempo podría estar gobernada por la Gravedad, y no por la Termodinámica: “Se trata de algo sencillo. Comienzas en un punto central en el que el movimiento es caótico, como en el concepto griego de caos primordial, pero entonces empiezan a formarse estructuras en ambas direcciones. Si la teoría es correcta, entonces existe otro Universo al otro lado del Big Bang en el que la dirección en la que se percibe el tiempo es opuesta a la nuestra".
Otros investigadores confirman la teoría
Sean Carrol, del Instituto de Tecnología de California, y Alan Guth, del Instituto de Tecnología de Massachussets (MIT), han llegado a las mismas conclusiones aplicando un modelo de partículas diferente: crearon una nube finita de partículas y la pusieron en un hipotético universo infinito.
De aquí emergieron de forma espontánea dos flechas temporales diferentes, pues la mitad de las partículas se movió hacia delante, aumentando su entropía, mientras que la otra mitad se agrupó en el centro de la nube, disminuyendo su entropía, antes de empezar a moverse y a evolucionar justo en la dirección contraria.
Para los investigadores, esa región central de baja entropía describe a la perfección el Big Bang, y resuelve además la cuestión de que no existió ningún "principio de los tiempos", sino solo el estado más bajo de caos, a partir del cual pudieron surgir dos universos con flechas temporales opuestas.
Carrol sentencia que "nunca podremos hablar con los seres de ese Cosmos invertido. Ellos están en nuestro pasado, y nosotros en el suyo".
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