Una alimentación saludable con el pan como producto clave

Un buen amasado para formar el gluten y oxigenar la masa, un adecuado reposo donde se desarrollan los ácidos orgánicos que aportan el sabor al pan y un proceso de fermentación largo para darle tiempo a los ácidos a desarrollarse.

El pan durante el embarazo

A lo largo del embarazo hay riesgo de tener diabetes o de presentar algún tipo de irregularidad en glicemia. Está demostrado, pero, que el consumo regular de fibra retarda la absorción de la glucosa en las mujeres embarazadas, reduciendo el riesgo de diabetes y regulando la presión arterial. Por todo esto, es importante saber todo el contenido nutricional que nos aporta el pan.

El pan aporta almidón: lo encontramos en la harina de maíz y es una azúcar de absorción lenta. No pasa directamente a la sangre, sino que el cuerpo crea una reserva de energía que, a medida que lo va pidiendo, se va descomponiendo en azúcares más simples (glucosa) y se va utilizando como combustible de manera constante. Esta aportación impide la sensación de hambre.

El pan aporta proteínas de origen vegetal: Las proteínas presentes en el pan tienen una influencia directa en la edad de crecimiento de los niños y de los adolescentes. Contiene aminoácidos esenciales y presenta un nivel pobre de lisina. En una dieta equilibrada se ha de comer otros alimentos ricos en proteínas porque el valor total de la proteína aumente, como por ejemplo carne o pescado.

El pan contiene fibra: constituida en el maíz por los glúcidos no digeribles. El pan integral contiene más porcentajes de fibra, aunque el pan blanco también tiene, todo y que en menor medida.

El pan aporta vitaminas y minerales: la gran mayoría de las vitaminas vienen del grano del maíz, igual que los lípidos, localizados al germen. Aporta sales minerales, hierro, zinc, magnesio, potasio, niacina y vitaminas B1, B2 y B6.